viernes, 24 de septiembre de 2010

Un mal ejemplo

Decimos que la creatividad es la capacidad de llevar a cabo ideas novedosas que aporten valor. Hay algunos sin embargo que interpretan esta frase de la peor manera posible.

Hace unos días decidimos ponernos guapos y acudir a la peluquería. El sitio elegido fue una franquicia de una cadena muy conocida por sus extensos horarios y sus precios muy asequibles (o eso creíamos). Al ir a pagar nos quedamos de piedra, cabello incluído. ¡El precio era un precio de peluquería fina! Cuando pedimos el ticket para conocer el detalle nos dimos cuenta de que nos habían puesto todo tipo de espumas, cremas suavizantes, sprays y mascarillas. Al espetarle a la encargada "¡pero oiga, usted no me ha dicho que me iba a poner toda esta argamasa capilar!", su respuesta nos pareció tan surrealista como cómica. "Ah, es que de lunes a jueves no preguntamos".

Saltarse a la torera los usos y costumbres de un sector del mercado para, de esa manera, generar un valor económico que solo beneficia a la empresa, que daña la confianza del cliente y que contradice los elementos básicos intangibles asociados a la marca, eso, señores peluqueros, no es creatividad.

3 comentarios:

  1. Jajaja! Bueno, la respuesta es bastante creativa, eh? Podríais haberle dicho que vosotros de lunes a jueves no pagais facturas, a ver quien es más chulo :P

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Pues muy buena idea aunque tengamos que salir corriendo con los bigudies puestos!

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