Movimiento, tensión, ternura, energía, determinación, sosiego son solo limitados sustantivos para describir lo que la cotidiana operación de afeitar a un cliente puede dar de si.
Un reciente estudio de la Universidad de Sheffield del Reino Unido, dio a conocer que escuchar música en horas de trabajo, puede ser un gran estimulante de productividad ya que mejora el ánimo de los trabajadores.
Cada persona define su gusto musical, lo cual es una clave para ser productivo. En una palabra, a unos les puede estimular Mozart mientras que otros solo serían capaces de mejorar su actividad con AC/DC.
El problema vendría con el trabajo en equipo donde se reúnan roqueros impenitentes con amantes del pop, del hip hop o de la música antigua. Quizá entre todos los anteriores existan territorios comunes y quizá sea una práctica interesante ponerse a trabajar en el acuerdo sobre qué música escuchar de tal modo que se logre armonía, aunque la melodía no suene a gusto de todos.
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