miércoles, 20 de enero de 2010

El Himno de la Alegría

Esta semana estamos en Zafra (Badajoz) trabajando en un programa de gestión de empresas dirigido a PYMES de la zona. Las noticias a las que nos enfrentamos son tristes: despidos, reducciones de ventas, recortes salariales, impagados y un largo etcétera. Sin embargo esta mañana sucedía algo que contradecía todo lo anterior, las campanadas de la iglesia tocaron las 9 entonando el Himno de la Alegría de Beethoven. Qué bonita manera de comenzar el día, pensé.

Más tarde, el encargado de un hotel al que tenía que entrevistar se quejaba de la falta de actitud comprometida del personal, de su falta de impulso y de su falta de contribución. Es verdad, me dije, pues en la cafetería del hotel un camarero con grandes bigotes y cara de "el malo de la película" me servía el desayuno con el desafío de un forajido.

Ante tales circunstancias adversas y en el tono que me habían dejado las campanas de Zafra le propuse al ecargado definir un sistema de objetivos en la empresa basado en el logro de un número de sonrisas al cabo del día. Los empleados debían conseguir arrancar una sonrisa de algún compañero. Si lo conseguían debían tocar una campana que se situaría en un lugar visible del hotel. Ah, y si lograban una sonrisa del tipo de las pistolas, entonces ganarían un repiqueteo incesante, tan sonoro y festivo como un himno a la alegría.

2 comentarios:

  1. Muy buena propuesta. Dejé ayer un video
    en el blog que viene al pelo.

    Un abrazo...

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  2. Muchas gracias Salva. La risa es muy contagiosa así que no solo no hay que vacunarse contra ella sino que debemos exponernos a quedar infectados por ese virus.

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