lunes, 10 de mayo de 2010
Todos nacemos con el talento suficiente...
...para cumplir nuestros sueños.
Esta declaración pertenece a Mario Alonso Puig, médico, profesor, conferenciante y experto en personas. Según él mismo reconoce no estamos educados en la observación de la esencia de la persona ya que nos cegamos con el enjuiciamiento contínuo de lo que deberíamos hacer, de lo que deberíamos ser...Un proceso por el que también evaluamos a los demás conforme a lo que pensamos que deberían hacer. Este conjunto de creencias nos encierra ante cualquier otra posibilidad: "Hay más de tí de lo que conoces. Debes centrar tu atención en lo que quieres buscar y no en lo que temes ser".
Encontrar y desarrollar el talento requiere un gran esfuerzo de desaprender lo aprendido y evitar el juicio en el que se nos ha formado. Un esquema preestablecido que nos hace temer el error porque lo asociamos a que no somos capaces, sin embargo "los grandes talentos de la historia no se preparaban para el éxito sino para el error, del que aprendían."
Superadas estas barreras llega el momento de observar desde la sensación, y no desde el pensamiento, y de desplegar el talento "con la alegría de saber que está allí, el entusiasmo de querer explorar todas sus posibilidades y la serenidad que da disponer de sus recursos". Sólo desde la confianza se puede encontrar el talento y el poder de desarrollarlo plenamente.
Como último ingrediente para desarrollar el talento, el doctor Alonso cita las emociones. Las emociones son la llave de un talento que nace de la observación y se desarrolla lejos de cualquier prejuicio. Un potencial que debe ser leído en términos humanos de motivación dentro de una empresa responsable cuyo objetivo es igual que su mejor activo: la persona.
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