Según la revista del IESE, un proceso sistemático de innovación en las empresas debe convertir las ideas en iniciativas estratégicas y éstas en resultados. Los tres componentes básicos en el proceso son: en primer lugar, un esfuerzo inicial de enfoque estratégico que establezca unas directrices para la creatividad; en segundo lugar, la generación de ideas con un objetivo en mente, y, por último, la implantación de una cartera equilibrada de proyectos e iniciativas en una serie amplia de áreas de negocio, que respalde los objetivos y aspiraciones establecidos previamente. Se trata de un acercamiento desde el punto de vista de la dirección general al proceso de la innovación que auna el pensamiento y los actos estratégicos.
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