"Métase en su cubículo y empiece a pensar fuera de la caja"
Esto fue lo que ocurrió en Gillete, en donde las reuniones parecía que no se acababan nunca y se prolongaban tanto que los empleados tan sólo podían trabajar a ratos. ¿Cómo solucionaron el problema? Pues, os parecerá una locura, pero decidieron hacer que en las reuniones los participantes se quedaran de pie. Hacer las reuniones así les ayudó a reducir el tiempo que dedicaban a las reuniones, porque estar de pie es más incómodo, tanto que los empleados se centraban más fácilmente en el tema que tenían que tratar para poder terminar antes.
La creatividad no es sólo crear nuevos productos, ni se debe centrar tan sólo en el departamento tecnológico o de diseño. La creatividad es un valor que tiene que encontrarse en todos los departamentos de las compañías, y para eso es necesario que demos la oportunidad a todos los empleados. Una buena solución es formar a los empleados en técnicas creativas para que aprendan las herramientas necesarias para pensar diferente y enfocar los problemas y los retos a los que nos enfrentamos diariamente con una mirada completamente nueva. Así, la formación de los empleados puede convertirse en la clave para hacer que nuestra empresa obtenga ventaja respecto a las demás y que se tome por costumbre el tener nuevas ideas y llegar a soluciones innovadoras. Este puede ser el primer paso para convencer a nuestros empleados de que las buenas ideas sólo surgen cuando tenemos la cabeza desbloqueada y cuando se favorece un ambiente creativo y no se castiga el fracaso.
Hasta ahora las empresas que han apostado por la formación de sus empleados en temas de creatividad son grandes multinacionales, pero las pequeñas y medianas empresas están empezando a arrancar. Ya vemos la creatividad como una inversión y como la llave que nos abre la puerta de la singularidad. Nosotros hemos podido ayudar a algunas empresas a cambiar y los resultados han sido fantásticos, tan sólo hay que proponérselo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario