Escalar hacia la creatividad

Las personas creativas no sólo tienen la mente abierta hacia nuevas experiencias y nuevas ideas, sino que también son conscientes de los riesgos que eso conlleva y están dispuestas a asumirlos.

Jim Collins es un consultor de empresas y profesor de la Universidad de Standford que ha publicado varios libros sobre liderazgo y grandes empresas. Pero además de dar clases y ayudar a grandes organizaciones es un famoso escalador, "escalar es una de las cosas más creativas que he hecho en mi vida, es una constante resolución de problemas". Además, Collins cree que escalar le ha enseñado mucho acerca de la creatividad en los negocios, "cuando lo miras desde fuera dices: vaya esto era realmente arriesgado", y tan sólo hay que hablar con algunos empresarios para darse cuenta, muchos reconocen que en el momento de poner en marcha sus empresas no estaban seguros de que fuera a funcionar, pero que se arriesgaron igualmente. "En la escalada cuando te quedas sin protección piensas en las consecuencias de una caída y es entonces cuando empiezas a ponerte realmente creativo y a trabajar arduamente para no caer".

En Standford, Collins repite a sus alumnos sin cesar que es imposible llegar a lo alto de una montaña si todavía mantienes un pie en la tierra, que hay que soltarse y arriesgarse. Ya lo dijo Napoleón "el que no se arriesga no gana,  y los cobardes son los que siempre pierden". De vez en cuando viene bien recordarlo.

Collins comenzó a escalar cuando era muy pequeño y en 1978 hizo historia, convirtiéndose en la primera persona en escalar el Psycho Roof, una roca muy peligrosa del Cañón de El Dorado. "Había una sola ruta para subir el Psycho Roof y todos los escaladores decían que era imposible. El problema consistía en colocar un gancho en el borde de lo alto del risco, pero el ángulo en el que sobresalía el borde bloqueaba las manos del escalador". Fue entonces cuando Collins se dio cuenta de que podía ponerse cabeza abajo, y usando los dedos de los pies como si fueran manos pudo lograrlo.

La ruta que calificaban los escaladores como imposible se convirtió entonces en una meta alcanzable; Collins rompió con las ideas establecidas y abordó el problema de un modo completamente diferente.