Alguien debió preguntarse: "¿podríamos hacer un restaurante en el cielo?". Poco después, vemos que se convirtió en una realidad.
La creatividad significa generar ideas, por muy estúpidas que éstas parezcan. No es el momento de juzgarlas, sino de propiciar atmósferas idóneas para que las ideas fluyan.
Y la innovación es la que saca partido de todo esto. Innovar supone poner en práctica nuevas ideas. Como por ejemplo, un restaurante en el cielo, suspendido de un cable y éste de una enorme grúa. En Bélgica parece que les ha funcionado. Sólo tienen mesa para 22 y cuesta una pasta, pero puede convertirse en una original forma de celebrar la Primera Comunión de tu hijo. Eso sí, es imprescindible haber ido antes al baño, una vez te subes ya no resulta sencillo atender los imprevistos.
Todo esto lo define muy bien Franc Ponti en su libro "La Empresa Creativa":
"Una persona es creativa cuando, de forma deliberada o automática, descubre maneras nuevas de desarrollar una idea, resolver un problema o enfocar una situación. La innovación se produce cuando, a través del nuevo enfoque producido por la creatividad, conseguimos resultados originales, satisfactorios y aplicables".
Por tanto, se puede ser creativo pero no innovador. Esto sería algo así como el que es capaz de ser muy habilidoso con el balón pero no consigue meter un solo gol. Si nos quedamos en la primera parte, en conseguir ser creativos, nos resultará difícil conseguir ventajas competitivas frente a nuestros adversarios.
En el caso del restaurante, probablemente fueron muchos los que lo imaginaron, pero sólo ellos lo pusieron en práctica. "Events in the Sky" es la empresa que puso en marcha esta idea loca, y ahora anuncia en internet la posibilidad de utilizar esta plataforma para banquetes y reuniones.
¿Por qué no?
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